Alguna vez no te has levantado con esa pesadez sobre tu pecho, como que no te deja respirar, como que el sol ya no es tan brillante, como que la brisa de la mañana no te emociona al levantarte; como que cada cosa la haces por hacer, dejando que la inercia te lleve el día a día, como si algo se te extraviara, como si algo te dejaría?
No es el mismo tiempo, no es el mismo lugar, el silencio se pelea con el ruido, ya no dejan de fastidiarse, andan inquietos, iritantes, como si la paz se fuera sin remedio y te hicieran olvidar.
Ya nada tiene sentido, ya no valoras las cosas, ya nada es vivido, es un eter insignificante, que sólo hace congraciarte hacia el vacio vacilante que sofoca tu corazón.
Ya no hay emociones, ya no hay miradas vacilantes que retumban tu corazón tan vibrante que se emocionaba al encontrarse con los primeros destellos del día tu imagen tan radiante, tu belleza sin igual.
Cada mañana al levantarse, no hay justificación para para alegrarse, es otro día insignificante en donde tú no estás.
Sí, se me olvidaba comentarte que a mi lado tan radiante ya no estás para acompañarme y con tu amor, tu apoyo para dar. Quien pensara que comenzara a extrañarte, tan temprano, tan distante, sufrir con encontrarme con tus labios una vez más.
Ya entiendo al Universo, tan único, tan disperso, la tristeza que le da...
estar sólo, tan perplejo, esperando en el silencio toda una eternidad.
Imagínate tanto tiempo, y Yo apenas comenzando, dejando pasar un día más....
lunes, 28 de septiembre de 2009
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